martes, 31 de agosto de 2010

Pequeña Chio

En marzo de 2009 llegó por Crítica una chica de estatura considerable, desde ya su tamaño cercano al metro ochenta llamaba mucho la atención, si se tiene en cuenta que las chicas que la rodeaban tenían en promedio metro sesenta.

Al cabo de unos días volvió, siempre acompañada de sus amigas, lucía un cerquillo que infantilizaba su rostro y que en combinación con sus anteojos y aniñada voz, me hicieron pensar en que posiblemente sea muy engreida, la última de los hermanos o hija única. Hablamos un poco y de pronto vi que tenía mucho sentido del humor y que además prestaba mucha atención en los precios y materiales que necesitaba comprar.

Poco a poco y con mayor frecuencia regresaba, ya no sólo a comprar sino a conversar y pasar el rato. Descubrí que de padre y madre es hija única, que tiene un enamorado que se llama Max y que se activa automáticamente cuando le saludas, que nació en Arequipa, que su madre es médico y prepara deliciosas chocotejas, que terminó en el colegio Perpetuo Socorro y que estuvo en Homo.

Homo quiere decir homogenea, es una selección que hace el colegio Perpetuo para tener a sus mejores estudiantes en aulas especiales reforzando la parte académica al máximo. ¡Ooooh! dije cuando me enteré de esto, Chio, que no le gusta que le digan Rocío resulta ser una estudiante ejemplar.

Nació en 1992, es del signo libra y recuerda que siempre tuvo que agacharce para salir en las fotografías del colegio, que los disfraces difícilmente le quedaban y que conseguir calzado aún es un problema. Cuando era chica siempre fue muy tranquila y me cuenta que a los 7 años María Jesús, su bisabuela la llevó a un mercado donde vendían productos de contrabando. Ella pudo pedir lo que quisiera, sin embargo eligio un juego de ollas de cinco soles, muy sencillo, mientras que su prima se hizo de una Barbie rubia con accesorios incluidos, luego su tio le haría bromas por ser quedada y no aprovechar la situación.

Cuando le pregunto a cerca de que hará cuando termine la carrera y sienta que no consigue ser la profesional sobre saliente que espera, como lo es ahora como estudiante. Responde con seguridad y aparente confianza en que sí logrará lo que se propone. Intento ser más cruel con ella poniendo ejemplos de estudiantes exitosos que como profesionales no han logrado nada memorable. No se deja aturdir por mis comentarios y rescata de su interior la mejor respuesta que me puede dar para salir airosa de mis oscuros escenarios.

La fortaleza y seguridad con la que enfrenta mis preguntas las ha obtenido de Rocío, su mamá, que siempre está detrás de ella para recordarle que no se tiene que dejar vencer nunca, que siempre que haga algo busque la perfección, de lo contrario que se dedique a otra cosa, y a mi juicio pese a que Chio lo niegue sospecho que carga una pesada cruz, que le impide disfrutar a sus anchas de salidas en grupo, de algún gustito adolescente, de poder viajar a visitar a su enamorado y que vive con el temor de perder el ponderado, en definitiva, una lucha personal que no dejará de lado.

Hay días en que me visita con el entusiasmo que le brinda una buena nota para decirme tras una gran sonrisa que sacó el puntaje más alto de la clase o que el grupo obtuvo la mejor calificación, sin embargo, y con lo busca roña que soy le digo que no la felicitaré, que lo haré cuando saque una baja calificación. Una vez cruzó la puerta con la alegría de sacar un bajo resultado para decirme: "Fasala, felicitame saqué baja nota". Obviamente dejo lo que estaba haciendo y con un fuerte abrazo la felicito por tan relajante resultado.

Si bien es cierto estuvo en Homo, nunca llegó a ocupar el primer lugar dentro del aula de los elegidos. Me dice que una vez se propuso luchar el puesto a otra compañera de clase, se esforzó, estudió, se preparó y nunca lo pudo lograr. Me dice que no todos pueden ser buenos en todo, tuvo compañeros con fortalezas especiales en cada materia y que ella siempre jaló en educación física. Esto siempre bajó mi promedio, me dice.

Por ser alta, han creido que soy buena deportista, y no es asi Fasala - enfatiza - voley, basquet, incluso atletismo fueron los deportes que realizó en el colegio, es mas, una vez compitió y llego última, sus compeñeras la quisieron apanar y su madre le dijo que busque algo más que hacer, porque su puntaje siempre estaba en riesgo. Es asi que llegó a teatro y pudo fortalecer su personalidad desempeñando los papeles de mala, histérica y loca. Recuerda con alegría que representaron la obra cenicienta, fue un éxito, la presentaron más de una vez en las actuaciones del cole, una vez para los presos del penal y estuvo a punto de presentarse en idioma inglés.

Le pregunto sobre su relación y me dice que es seria, no aburrida y confiable, me inmiscuyo en temas privados y me los conversa con naturalidad. Teme que revele sus secretos y no estoy autorizado a decir nada más excepto que, un compañero de clase fue su primer enamorado, luego que perdiera una carrera de atletismo. Sentada, sóla y con mucha pena, este individuo, nada atractivo según ella, la consuela, se le acerca cada vez más y luego de decirle que con un beso en la mejilla se sentirá mejor, gira la cabeza y le besa en los labios. Su primer beso fue robado. Al poco tiempo, el ladronsuelo se convierte en un obsesivo, compulsivo y estresado por el amor de Chio.

Antes de elegir arquitectura, sus opciones fueron la publicidad, el diseño gráfico o la fotografía y si tuviera que emprender un negocio propio estaría relacionado con el diseño. Se muestra cómoda con la arquitectura y se siente influenciada por su tio Rubén que es arquitecto, desde chica lo vió trabajar en casa, supongo cuando vivió en Lima, entre mesas, reglas, estilógrafos, papeles, lápices, etc.

Chio es el primer puesto de la facultad, durante tres ciclos consecutivos, y en junio pasado fue reconcida por la UPN en ceremonia especial, ojala le hubieran dado una beca completa, o algún incentivo económico mensual, como le reconocían a mi hermana en la Univeridad Nacional de Cajamarca por ser una alumna destacada. Comparaciones aparte, ella se siente cómoda con el cartón en sus manos y si en el futuro sigue cosechando éxitos, estos no le quitarán el sueño.

Ya fue reconociada como mejor actriz en el colegio por interpretar a una mujer mala, sólo es cuestión de tiempo para ver si en Japón nos sigue sorprendiendo con sus logros, espero que asi sea y todo parece indicar que asi será, en memoria de su abuelo Antonio, un militar con cualidades de artísta plástico, siendo ingeniero agrónomo. Su ídolo.

Fasala